Si el trabajo duro es la formula para la prosperidad, entonces todos los que trabajan duro deben de ser prósperos. Pero, ciertamente este no es el caso. ¡Mucha gente que trabaja duro, todavía viven en escasez!
No estoy defendiendo la haraganería. Lo que estoy diciendo es que el trabajar duro con el sudor de la frente, no es donde la provisión de Dios viene. De hecho, si tienes que trabajar tiempo extra todo el tiempo, probablemente tú estás operando bajo la maldición.
¿Qué maldición es esa? Es la maldición: “Comerás el pan con el sudor de tu frente…” (Génesis 3:19). Y se refiere al estrés, la lucha y ansiedad que resulta cuando se trabaja tan duro y aún así, produciendo poco. Ahora, el trabajo en si, no es una maldición ya que Dios le dio trabajo a Adán antes de la caída ––a Adán se le encomendó cuidar el jardín del Edén. Fue hasta que él pecó, la tierra fue maldecida y produjo espinos, y el hombre tubo que esforzarse para comer (Génesis 3:17-18).
Pero, !¡gloria sea a Dios! Jesús llevó la corona de espinas para mostrarnos que Él llevó la maldición para que tú puedas trabajar libre de estrés y tener resultados. Tú no te tienes que preocuparte y estresarte día y noche como la gente del mundo solo para pasarla. Tu Padre celestial puede sacarte adelante sin las preocupaciones y el estrés. (Mateo 6:31-33).
Amados, toda maldición que se suponía caer en tu cabeza calló sobre la cabeza de Jesús, tipificada por la corona de espinas. Él llevó la corona de espinas para que tú tengas paz. Él llevó la corona de espinas por ti y tomó tu maldición para que tú puedas ponerte la corona de gloria y, ¡tomar su justicia y todos los beneficios de esa justificación!
Pastor Joseph Prince